cueva de El Pendo


La cueva de El Pendo está situada en Escobedo de Camargo, a unos 17 kilómetros de Santander. Para ir a la cueva, se tiene que coger la N-623 hasta Revilla de Camargo en donde cogeremos la desviación hacia Escobedo y Puente Arce (CA-240).
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En el pueblo de Escobedo nos desviaremos a la izquierda hacia el barrio de El Churi / Cueva de El Pendo y ya seguiremos las señales colocadas en la carretera.
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Los últimos 400 metros se realizan por una carretera no apta para autobuses.

La cueva de El Pendo, de amplia boca y vestíbulo de dimensiones monumentales, fue descubierta en 1878 por Marcelino Sanz de Sautuola, el mismo que descubrió las cuevas de Altamira.
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A lo largo del siglo XX ha sido excavada por diversos equipos, entre los que destacan los dirigidos por J. Carballo, J. Martínez Santaolalla y R. Montes.
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Los trabajos arqueológicos han puesto al descubierto uno de los más densos yacimientos prehistóricos de la Región Cantábrica. La cueva conserva una secuencia que abarca desde hace unos 84.000 años (Paleolítico Medio) hasta la Edad Media, estando representadas casi todas las fases de la Prehistoria cantábrica.
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En el año 2008 El Pendo ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco junto a otras ocho cuevas de Cantabria.

Es reseñable la excepcional colección en el Pendo de Arte Mueble Magdaleniense, que ha proporcionado hasta 12 bastones de mando, entre los que destaca el excepcional ejemplar conocido como "el rey de los cetros paleolíticos".
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Sin embargo, hasta el año 1997, en el que se descubre de forma casual el "Friso de las Pinturas", únicamente se conocían dos figuras grabadas (al menos una de ellas un ave) en la parte más profunda de la cavidad.

El "Friso de las Pinturas", un panel de 25 metros de largo y visible desde cualquier parte de la sala principal, contiene, a modo de gran retablo, una veintena de figuras pintadas en color rojo. Destacan las ciervas, con doce ejemplares, acompañadas de una cabra, un caballo, dos zoomorfos indeterminados y varias formas de signos (como puntos, discos y líneas) que generalmente se localizan segregados de los paneles en los que se localizan los cuadrúpedos.
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La antigüedad del conjunto pintado, que seguramente fue ejecutado por uno o dos artistas en un mismo momento, es de al menos unos 20.000 años.

Además de reconocer actividades vinculadas a la cotidianeidad, el importante conjunto de arte mueble y piezas ornamentales, asociadas a las primeras ocupaciones del Homo sapiens, indican que el espacio subterráneo fue utilizado con otros fines de carácter social.
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Durante la Edad del Bronce, ya a las puertas de nuestra sociedad, se reconoce el uso del espacio con fines rituales, al haberse encontrado "ofrendas" depositadas entre el caos de bloques.
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El estudio del yacimiento arqueológico ha aportado información clave, al igual que el de la cueva de El Castillo, para el conocimiento de la evolución humana, tecnológica y del comportamiento del Homo neandertal y del Homo sapiens.
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De este modo su secuencia estratigráfica y arqueológica, que se inicia al menos hace unos 82.000 a.C. y alcanza hasta el 1.500 a.C., están en el punto de mira de las discusiones científicas.
Su cronología, difícil de fijar de manera absoluta, parece situarse en una fase antigua, hace unos 20.000 a.C.

La visita guiada dura unos 45 minutos y nos permite admirar tanto la cueva como el "Friso de las Pinturas" desde una posición privilegiada. Se hace en grupos reducidos de 17 personas máximo en verano y 20 en invierno.

El Pendo, en Escobedo de Camargo, en las proximidades de Santander, fue una de las priemras cuevas estudiadas en la región, siendo descubierta en 1878 (un año antes que Altamira), por Marcelino Sanz de Sautuola.

La Cueva de El Pendo se caracteriza, físicamente, por su gran amplitud, ya que alcanza los cuarenta metros de anchura en algunos puntos. Sucesivas excavaciones allí realizadas han proporcionado gran cantidad de piezas de enorme interés, como arpones y una espátula en forma de pez.

Desde el punto de vista del arte rupestre, durante más de un siglo se pensó que su contenido era pobre, conociéndose tan sólo unos pequeños grabados de animales en su tramo más profundo.
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El conjunto principal de la Cueva de El Pendo es espectacular. Incluye varias ciervas, una cabra, un caballo y otros dos animales sin identificar, pintados a unos ochenta metros de la entrada. Está realizado con pigmento de óxido de hierro de color rojo, extraído de las propias rocas de la cueva.
Las pinturas de El Pendo se relacionan con las de diversas cuevas del valle del Asón, como Covalanas, con ciervas similares de hocico cuneiforme y con las dos orejas en forma de V.
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También éstas fueron realizadas mediante tamponado, pero son más elaboradas, complementándose esta técnica con trazos simples y manchas sólidas. Tampoco hay superposiciones de unas figuras sobre otras.
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A pesar de estas similitudes de la Cueva de El Pendo con la de Covalanas, se les atribuye una edad bastante más elevada, cercana a los 20.000 años, a finales del Gravetiense o a principios del Solutrense.
Aparte de este grupo principal, sólo se ha localizado otro pequeño conjunto de signos pintados en rojo, en un recodo de la roca, no muy lejos de la entrada a la cueva.

La Cueva de El Pendo es, sin duda alguna, uno de los yacimientos prehistóricos de relevancia científica de Cantabria después de Altamira y la de El Castillo.

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